Los estudios demuestran que cuando los láseres irradian los tejidos, las enzimas intracelulares absorben la energía de la luz láser. La luz roja visible y el infrarrojo se absorben dentro de las mitocondrias y la membrana celular, produciendo un aumento en los niveles de ATP y aumentando la producción de ADN, lo que conlleva a un aumento de la salud y la energía celular del paciente.
Aplicando el tratamiento, se reducen el dolor y la inflamación, se estimulan la regeneración nerviosa, la relajación muscular y la respuesta del sistema inmunitario.