En el anterior post se ha descrito la anatomía muscular, pero es importante tener en cuenta qué consecuencias se producen cuando el patrón de contracción muscular de cierta musculatura está alterado. Concretamente nos centraremos en la patología de los dos tipos de músculos estabilizadores según los autores Comerford M.J, Mottram S.L (ii, xxvii).
Ilustración 1: esquema circulo vicioso de lesión, isquemia y dolor.
Patología de los músculos estabilizadores locales: La alteración más común en este caso es el déficit en el control motor asociado a un retraso en el reclutamiento de unidades motoras, es decir, las unidades motoras se activan fuera de tiempo. Esto conlleva a la pérdida del control propioceptivo de la zona neutra intraarticular y por lo tanto la alteración de la posición de la articulación; como consecuencia se pueden producir descentrajes articulares y dolor. En caballos con dolor crónico este tipo de musculatura puede reaccionar con una inhibición que con el tiempo desencadena en atrofia alterando el patrón motriz de los aires del caballo.
Es importante recordar que las atrofias consisten en una disminución del número de sarcómeros (parte contráctil del músculo) y en un aumento de su longitud; esta alteración puede conducir a cambios en la estructura muscular tales como infiltrados de grasa por lo que si no se recupera el control motor muscular la alteración se puede volver crónica.
Patología de los músculos estabilizadores globales: La musculatura estabilizadora global se altera debido a la poca activación de las fibras tónicas en actividades con cargas biomecánicas bajas. Esto sucede debido al escaso recorrido durante la contracción concéntrica porque los músculos están alargados y totalmente inhibidos; por tanto, no se pueden activar con facilidad. Para compensar se produce un reclutamiento de fibras fásicas para actividades con carga biomecánica baja lo que conlleva a la fatiga muscular precoz. Esta musculatura reacciona frente a su hiperactividad con dolor y con un espasmo muscular que produce cambios en la longitud del músculo obteniendo un músculo acortado pero hiperactivo.
Podemos resumir que cualquier alteración en la musculatura estabilizadora producirá una alteración en el patrón motor de movimiento, de tal forma que los aires naturales del caballo no tendrán un recorrido articular libre y correcto, y la belleza de los movimientos está limitada por la insuficiencia de los músculos antagonistas.
Sería un grave error forzar al caballo a realizar los movimientos limitados sin previamente reprogramar el grupo muscular alterado mediante un correcto proceso de recuperación y de reequilibrio muscular.
ii Comerford MJ, Mottram SL. Functional stability re-training: principles and strategies for managing mechanical dysfunction. Man Ther. 2001 Feb;6(1):3-14
xxvii Comerford MJ, Mottram SL. Movement and stability dysfunction—contemporary developments. Man Ther. 2001 Feb;6(1):15-26